En este artículo vamos a definir qué son los gastos fijos y variables y por qué son diferentes. También te damos algunos ejemplos para que puedas elaborar tu propio presupuesto, y así, tengas un mejor control de tus finanzas.

También vamos a hablarte de los préstamos personales de Creditea, una opción segura y rápida para obtener ese monto extra para cumplir tus metas.

¿Qué son los gastos variables?

De todos los gastos que haces al mes, algunos son inevitables, otros no son necesarios y otros más son inesperados. Los gastos variables, como su nombre lo indica, son gastos que varían cada mes, ya sea porque no son del todo necesarios, como los gastos en entretenimiento, compras compulsivas o caprichos, aunque también pueden ser gastos que no tenías contemplados, como composturas o accidentes.

El mayor reto con los gastos variables al momento de presupuestar es que, como fluctúan cada mes, es más difícil determinarlos. Sin embargo, es justamente ese carácter cambiante lo que los hace más fáciles de reducir o recortar.

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Para que entiendas mejor cuáles son los gastos variables, te damos algunos ejemplos. ¿Cuáles de estos gastos tienes?

• Alimentación: gastos de despensa, comidas fuera de casa.
• Entretenimiento: salidas con los amigos, al cine, conciertos.
• Vestimenta: ropa, zapatos y accesorios.
• Salud: medicinas y citas médicas, programadas o inesperadas.
• Material escolar: útiles, uniformes, material para tareas.
• Vacaciones: gastos de alojamiento, transporte, comidas y actividades durante el viaje.
• Transporte: pasajes, composturas y mantenimiento de tu auto.
• Regalos y celebraciones: compras navideñas, regalos de cumpleaños, organización de fiestas o eventos.

¿Qué son los gastos fijos?

Los gastos fijos son aquellos que se hacen cada cierto tiempo (de forma semanal, mensual, semestral o anual). Por lo general, el monto es el mismo y no puedes dejar de hacerlos, porque representan un compromiso de pago. Al momento de presupuestar, estos gastos son más fáciles de determinar, porque son predecibles, sin embargo, al ser de carácter obligatorio, es más difícil cortarlos o eliminarlos.

Estos son algunos ejemplos de gastos fijos:

• Servicios: agua, electricidad, luz y gas. Se consideran fijos por ser periódicos, aunque el monto puede variar un poco cada mes.
• Colegiatura: mensualidad de colegios privados.
• Créditos: pago de préstamos personales, tarjetas de crédito, créditos en tiendas departamentales.
• Renta o hipoteca: pago mensual por la vivienda.
• Seguros: primas de seguros de vida, de salud, de auto.
• Suscripciones: pagos recurrentes a servicios de streaming, aplicaciones, software, gimnasios, cursos.

¿Cuáles son algunos métodos para controlar mis gastos variables?

Hablando de gastos fijos, no hay mucho que hacer para recortarlos. A menos que te cambies a un departamento más pequeño, tendrás que seguir pagando el mismo monto por la renta. En cambio, aunque no puedes saber con exactitud cuánto pagarás por gastos variables, sí puedes poner un límite. Sigue estos consejos:

Haz un presupuesto

Para tener un mejor control de tu dinero, haz un presupuesto con tus gastos fijos y variables. Cualquier salida de dinero, por mínima que sea, se considera un gasto. Si no eres de las personas que acostumbra registrar todo lo que gasta en un mes, empieza a hacerlo.

Una vez que tengas tus gastos variables, es momento de observar cuáles se pueden eliminar y cuáles sustituir. La idea es dejar que calcules un monto para tus gastos variables, como ocio o compras innecesarias, y te quede cierto margen para ahorrar. Hay aplicaciones financieras que pueden ayudarte a llevar un control de tus gastos.

Evita compras compulsivas

Los gastos variables que necesitas recortar en primer lugar son las compras compulsivas, pero ¿cómo evitarlas? Identifica cuáles son los desencadenantes que te llevan a querer comprar: estrés, aburrimiento, ofertas o presión social, por mencionar algunos. Saber qué te impulsa te ayudará a identificar cuándo están interviniendo estos factores y usar otras alternativas, como el ejercicio, un paseo por el parque o la meditación.

Para no comprar de más, haz una lista de compras antes de salir de casa y cíñete a ella. Si ves algo que te gusta mucho y sientes el impulso de comprarlo, dale un período de espera de 24 horas. Este tiempo te ayudará a evaluar si realmente lo necesitas. Desconéctate de las tentaciones: desinstala aplicaciones de compras o deja de seguir algunas marcas en redes sociales.

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Busca alternativas más económicas

Podrías preparar tu café en casa y llévalo en un termo en lugar de comprar uno camino al trabajo. Analiza si vale la pena solicitar un viaje por aplicación para ir a un lugar que está a 15 minutos de distancia. Tal vez el transporte público o incluso caminar sea una mejor opción. Si realmente se te complica cocinar y llevar tu propia comida al trabajo, entonces puedes seguir comiendo en un restaurante, pero busca opciones más económicas.

¿De verdad usas todas esas plataformas de streaming que pagas? Podrías considerar elegir tu favorita y cancelar las demás. ¿Y si dejas de ver videos en el celular cuando no estás conectado a una red Wifi? Acciones tan simples como esta podrían ahorrarte bastante dinero.